El misterio de los pantalones naranjas

Matheo estaba emocionado porque iba a pasear en un coche rojo brillante. Mientras esperaba, Kiliancito le regaló una jugosa naranja para que la llevara de merienda. ¡Qué divertido sería viajar en un coche y saborear una rica naranja al mismo tiempo!

Al llegar al tranvía, Matheo se dio cuenta de que llevaba puestos unos pantalones naranjas. ¿Cómo habían llegado allí?

Matheo se subió al tranvía y se sentó junto a la ventana, con su jugosa naranja en la mano. Mientras el tranvía avanzaba por las calles de la ciudad, Matheo miraba a través de la ventana, observando los edificios altos y coloridos, y las personas que caminaban por las aceras.

De repente, el tranvía hizo una parada y Matheo vio a lo lejos un circo con muchos colores y luces brillantes. Se preguntó si sería divertido ir al circo con sus pantalones naranjas puestos. ¿Qué aventuras le esperarían ahí?

Matheo decidió bajar del tranvía y correr hacia el circo. Al entrar, fue recibido por payasos que le hicieron reír con sus travesuras. Luego, vio a malabaristas lanzando pelotas al aire y se maravilló con sus habilidades. Finalmente, llegó al espectáculo principal, donde los acróbatas realizaban increíbles piruetas en el aire. Matheo no podía creer lo emocionante que era el circo y se alegró de haber decidido ir.

Después de disfrutar del espectáculo, Matheo decidió regresar a casa. Mientras caminaba por las calles, notó que la naranja que Kiliancito le había regalado todavía estaba en su mano. Se la comió lentamente y saboreó lo deliciosa que estaba. Además, se dio cuenta de que a pesar de haber vivido muchas aventuras con sus pantalones naranjas, seguían tan brillantes como al principio. Matheo sonrió y se sintió muy feliz de haber vivido un día tan emocionante.

Al llegar a casa, Matheo guardó su naranja en la nevera para comerla más tarde. Se quitó los pantalones naranjas y se puso su pijama. Se acostó en la cama con una gran sonrisa en el rostro y recordó todas las aventuras que había vivido ese día. Estaba seguro de que siempre recordaría con cariño su día en el circo con sus brillantes pantalones naranjas.