Érase una vez en un bosque encantado, vivía una rana llamada Matheo. Matheo era muy curiosa y le encantaba explorar cada rincón del bosque. Un día, mientras saltaba de hoja en hoja, encontró un extraño objeto brillante y colorido. ¡Era un portátil!
Matheo no sabía qué era eso, pero le parecía muy interesante. Decidió llevárselo a su amigo Kilian, el murciélago, para que lo investigaran juntos. Kilian también se sorprendió al ver el portátil, nunca antes había visto algo así en el bosque.
Mientras tanto, Sebastian, la vaca del prado cercano, los observaba con curiosidad. ¿Qué estarían tramando Matheo y Kilian con ese extraño objeto?
Matheo y Kilian pensaron que la mejor idea sería pedir ayuda a los demás animales del bosque para descubrir el funcionamiento del portátil. Decidieron ir a buscar a sus amigos para ver si alguno de ellos sabía algo sobre ese misterioso objeto.
Así que, juntos, se adentraron en el bosque en busca de ayuda. Pronto se encontraron con Lila la ardilla y Lucas el zorro, a quienes les contaron sobre el portátil y les pidieron que los ayudaran a descubrir qué era y para qué servía. Ambos amigos se mostraron muy entusiasmados con la idea y se unieron a la búsqueda de respuestas.
Los amigos buscaron y buscaron en la biblioteca del bosque, entre libros de todas las formas y colores. Finalmente, encontraron un libro que hablaba sobre la tecnología, y descubrieron que el portátil era una herramienta que podía usarse para aprender, jugar y comunicarse con otras personas. Estaban muy emocionados de haber encontrado la respuesta a su misterio.
Decidieron compartir su descubrimiento con todos los demás animales del bosque, organizando una gran fiesta para celebrar su nueva amistad y aprender juntos sobre la tecnología. Todos se divirtieron mucho y aprendieron muchas cosas nuevas, mientras se ayudaban unos a otros.
Desde ese día, Matheo, Kilian, Sebastian, Lila, Lucas y todos los demás amigos del bosque se convirtieron en expertos en tecnología, y siempre encontraban maneras de usar el portátil para explorar, aprender y jugar juntos. Y así, vivieron felices para siempre en el bosque encantado.