En la playa dorada, Kilian, el cangrejo más curioso del mundo, encontró algo sorprendente: una sandía muy jugosa que había llegado flotando con las olas. “¡Es tan grande que parece mágica!”, pensó mientras daba pequeños saltitos de emoción.
Matheo, el coche de policía que paseaba cerca del circo de colores brillantes, vio a Kilian tan emocionado que encendió sus luces intermitentes. “¡Hola, pequeño cangrejo! ¿Qué harás con esa sandía? ¡Parece digna de un espectáculo!” dijo Matheo mientras sonaba su sirena suavemente.
Kilian se quedó pensando mientras miraba hacia el circo que estaba al otro lado de la playa. Quizá, con un poco de ayuda, podría llevar la sandía hasta allí para compartirla con todos los niños y animales. Pero, ¿cómo cargar algo tan grande siendo tan pequeño?