Había una vez un pato llamado Matheo que vivía en un lago brillante. A Matheo le encantaba nadar y jugar entre las flores que crecía a su alrededor. Un día, mientras chapoteaba feliz, conoció a un pollito llamado Papote que tenía un suave plumón amarillo.
Papote soñaba con ver el océano, así que invitó a Matheo a unirse a él en un paseo hacia la playa. Juntos se dirigieron a la orilla, donde las olas hacían "splash" y salpicaban con risas. Allí, conocieron a una ola juguetona que les dijo que había un león en la playa que quería ser su amigo.