Érase una vez un coche rojo brillante llamado Kilian, quien tenía la extraordinaria capacidad de hablar. Nunca parecía poder decir nada más que "brrrum, brrrum", pero si escuchabas con atención, podías entenderle. Kilian era el mejor amigo de un niño llamado Matheo.
Un día, Kilian y Matheo conocieron a un elefante muy amistoso, pero un tanto torpe, llamado Freya. Freya era especial, tenía una boca tan grande que podía beber toda el agua del estanque en un solo trago. Sin embargo, Freya tenía miedo de su propio reflejo y siempre buscaba a sus amigos para sentirse segura.
Una noche, un búho sabio llamado Oliver se posó en la antena de Kilian. Oliver parecía tener una misión. Miró a Kilian, a Matheo y a Freya, y con su voz profunda y sabia, dijo: "Uno de ustedes será elegido para ir en una misión especial, pero solo podrá ser el más valiente".