Había una vez una gallina llamada Freya que soñaba con hacer una fiesta muy especial. Un día, mientras exploraba el jardín, encontró un tambor brillante escondido entre las hojas. Freya dio un pequeño salto de alegría y decidió que eso sería perfecto para su fiesta.
Al poco tiempo, Freya se encontró con Matheo y Kilian, dos amigos que siempre le ayudaban en sus ideas locas. Les contó sobre su fiesta y cómo el tambor podría hacerla divertida. Entonces, juntos comenzaron a buscar algo rico para comer y encontraron un racimo de uvas moradas, dulces y jugosas, que podrían ser el postre perfecto.
Mientras preparaban todo en el granero, Freya miró por la ventana y vio un muñeco de nieve en el jardín. Estaba sonriendo y parecía que también quería unirse a la fiesta. Sin pensarlo, Freya pensó que su amigo de nieve podría tocar el tambor y hacer que todos bailaran. Pero, ¿cómo lo harían si el muñeco estaba muy lejos?