Había una vez un ratón llamado Matheo que vivía en un campo muy bonito.
Un día, Matheo encontró un tomate rojo y jugoso en el campo, pero cuando intentó llevárselo a su casa, se lo encontró una rana llamada Kilian.
Kilian abrió su boca para decirle algo a Matheo, pero en lugar de comérselo, le dijo que podían compartir el tomate juntos.
Matheo y Kilian se sentaron juntos y compartieron el tomate, y se hicieron muy buenos amigos.
Desde entonces, Matheo y Kilian siempre compartían comida y jugaban juntos en el campo.
La moraleja de esta historia es que siempre es bueno ser amable con los demás, ¡incluso si son diferentes a ti!