Había una vez en la selva, una jirafa llamada Kilian que era muy curiosa. Un día, Kilian encontró un libro sobre cerezas y se puso a leerlo con mucha atención. En el libro decía que las cerezas mágicas crecían en un árbol muy alto en lo alto de la montaña. Kilian quería probar esas cerezas.
Así que Kilian le contó a su amiga Matheo, la oveja más tierna de la selva, sobre las cerezas mágicas. Matheo decidió ayudar a Kilian a encontrar el árbol de las cerezas. Juntos, emprendieron un largo viaje hacia la montaña.
Después de muchos días de caminar, finalmente encontraron el árbol de cerezas mágicas. Matheo y Kilian se pusieron a comer las cerezas y ¡sucedió algo increíble! Las cerezas les dieron la habilidad de volar, así que volaron por toda la selva.
Matheo y Kilian se divirtieron mucho volando, pero también se dieron cuenta de que necesitaban compartir las cerezas con todos sus amigos de la selva. Así que regresaron al árbol de las cerezas y recolectaron muchas para llevar a casa.
Todos sus amigos estaban encantados con las cerezas mágicas y juntos pasaron días volando por la selva. Desde entonces, todos los animales de la selva vivieron felices y llenos de aventuras gracias a las cerezas mágicas de Matheo y Kilian.