La Galleta y El Cocodrilo en Pijama

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Había una vez, en un mundo donde los cocodrilos vestían pijamas y las galletas podían caminar, un cocodrilo llamado Smith que vivía junto al río de Chocolate. Un día, Smith se despertó en su suave cama de hojas de menta y no encontró su galleta favorita llamada Dulce. Estaba triste porque Dulce era su amiga y siempre disfrutaban juntos del té de manzanilla al atardecer.

Smith decidió buscar a Dulce por todos lados. Buscó tras los árboles de canela, entre las colinas de azúcar glas y hasta en la cueva de caramelo, pero no había rastro de ella. Entonces recordó que Dulce amaba las aventuras y podría haber ido hacia la Isla del Plátano.

Decidido a encontrar a su amiga, Smith se puso su sombrero de explorador y se deslizó por las aguas dulces, sorteando los malvaviscos flotantes y los peces de regaliz. Finalmente llegó a la Isla del Plátano, donde encontró a una niña llamada Marcela, quien estaba comiendo un plátano y cantando con una voz tan dulce que incluso las mariposas se detenían a escuchar.

"Hola, Marcela, ¿has visto por casualidad a una galleta aventurera por aquí?", preguntó Smith con esperanza.

"Oh, sí," respondió Marcela sonriendo. "Dulce está ayudando a los monos de banana a recolectar frutas para la fiesta de esta noche. Seguro que estará encantada de verte."

Con la ayuda de Marcela, Smith encontró a Dulce, que estaba rodeada de monos felices y cestas llenas de plátanos. Dulce estaba tan contenta de ver a Smith que le dio un abrazo crujiente y lo invitó a la fiesta.

Celebraron toda la noche bajo una luna crema chantilly. Smith y Dulce prometieron nunca separarse otra vez y desde entonces, cada noche antes de acurrucarse en su cama de hojas de menta, disfrutaban juntos de un plátano y una buena charla. Y así, Smith, Dulce y Marcela vivieron muchas más aventuras, siempre envueltos en la calidez de la amistad y la alegría de las pequeñas cosas.