Había una vez una ardilla llamada Freya que vivía en un hermoso árbol. Freya era muy curiosa y siempre soñaba con tocar una trompeta brillante que había visto en una tienda del pueblo. Un día, mientras buscaba nueces, escuchó un sonido especial que la hizo detenerse.
El sonido venía de una estrella dorada que bailaba en el cielo. La estrella se reía y decía: "¡Freya, ven a jugar conmigo!". Freya estaba tan emocionada que decidió subir más alto en el árbol para alcanzar a la estrella. Pero, de repente, apareció un pulpo llamado Matheo que flotaba en el aire.