Una vez, en un lugar muy lejano, vivía un osito panda llamado Matheo. Matheo era muy juguetón y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Una tarde, mientras exploraba el bosque, encontró algo muy peculiar tirado en el camino. Era un enorme helado de fresa.
Matheo estaba a punto de probar el helado cuando de repente, éste empezó a moverse y a temblar. Para su sorpresa, el helado no era simplemente un helado, ¡era un avión en miniatura! Matheo estaba tan emocionado que de inmediato saltó en el asiento del piloto y empezó a volar por todo el bosque.
En su vuelo, Matheo pasó por encima de un ciervo llamado Kilian. Kilian estaba tan sorprendido de ver a un osito panda volando en un helado que casi se olvida de esquivar un árbol. Kilian resultó ileso, pero estaba muy intrigado, y decidió seguir a Matheo en su helado volador.