Después de la maravillosa fiesta con sus nuevos amigos, Matheo decidió explorar más el mágico bosque en el que se encontraba. Se adentró en el bosque y descubrió criaturas maravillosas, como hadas, duendes y unicornios, que le contaron historias sobre el arco iris y la trompeta mágica. Matheo estaba emocionado por todas las aventuras que le esperaban.
Un día, mientras exploraba, se encontró con un lago misterioso. Decidió acercarse y al soplar la trompeta mágica, el arco iris apareció sobre el lago, reflejándose en sus aguas cristalinas. Matheo decidió navegar por el lago en un bote, siguiendo el arco iris a medida que cambiaba de posición.
De repente, un viento fuerte comenzó a soplar, y el arco iris se desvaneció. Matheo se sintió triste al verlo desaparecer, pero entonces recordó las palabras de la mariposa: "El arco iris siempre estará en tu corazón". Con valentía, Matheo siguió explorando el lago, y pronto descubrió una cueva misteriosa en la orilla.
Decidió entrar a la cueva, y allí encontró una estrella brillante que le dijo que el arco iris tenía un poder especial: podía conceder deseos a aquellos que lo encontraban. La estrella le dijo que si soplaba la trompeta mágica tres veces, el arco iris aparecería y le concedería un deseo.
Matheo agradeció a la estrella por la información y decidió probarlo. Sopló la trompeta mágica tres veces y, de repente, el arco iris apareció frente a él. Con emoción, pidió su deseo: que todos en el bosque fueran felices para siempre.
El arco iris brilló con fuerza y, al desvanecerse, dejó una sensación de paz y felicidad en el bosque. Desde ese día, el bosque se llenó de alegría y magia, gracias al deseo de Matheo y al poder del arco iris y la trompeta mágica.