Matheo era un niño muy curioso que un día decidió ir de viaje. No sabía a dónde quería ir, pero tenía muchas ganas de descubrir lugares nuevos.
Un limón amarillo le dijo que un avión lo llevaría a un lugar maravilloso, así que Matheo corrió al aeropuerto y subió a un avión que lo llevó muy lejos.
El avión le contó que un helicóptero lo llevaría a un lugar emocionante, así que Matheo se subió a un helicóptero que lo llevó a un bosque mágico.
El helicóptero le dijo que un tren de colores lo llevaría a un lugar muy divertido, así que Matheo se subió a un tren que lo llevó a una playa llena de amigos jugando.
Matheo se divirtió mucho con sus nuevos amigos y decidió que ya era hora de regresar a casa. Aprendió que siempre es importante pedir ayuda a los mayores cuando se va de viaje.
Al llegar a casa, Matheo se dio cuenta de que cada vez es más grande y que él solito puede ir al baño sin ayuda. ¡Fue muy divertido ser independiente!
Desde ese día, Matheo se sintió muy orgulloso de sus viajes y de haber aprendido a ir al baño solo. A veces, los viajes más sorprendentes no están tan lejos como uno piensa.