Había una vez una niña llamada Matheo, a la que le encantaba viajar en autobús. Un día, mientras esperaba el autobús, encontró una gallina muy especial. Tenía un plumaje naranja brillante y parecía muy amigable.
Matheo decidió llevar a la gallina a casa, pero en el camino, encontraron una naranja muy grande. La naranja era tan bonita que Matheo decidió compartirla con la gallina.
Al llegar a casa, la gallina naranja resultó ser muy especial. Puso un huevo de oro, que Matheo cuidó con mucho amor.
El huevo de oro se convirtió en un hermoso pollito que les dio mucha alegría a Matheo y a la gallina. Juntos, emprendieron un viaje en autobús hacia nuevos horizontes, llevando siempre con ellos su naranja preciosa.
El autobús los llevó a muchos lugares increíbles, donde conocieron a muchas personas amables que también quedaron encantadas con la gallina naranja.
Y así, Matheo, la gallina naranja, el pollito dorado y la naranja gigante vivieron felices para siempre, viajando en autobús y compartiendo su alegría con todos los que conocían.
El fin.