El muñeco de nieve y el murciélago curioso

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En una fría mañana de invierno, en el jardín de la casa de Matheo, Kilian y Sebastian construyeron un muñeco de nieve. Era tan grande y hermoso que parecía que podía cobrar vida en cualquier momento.

Por la noche, cuando todos estaban dormidos, un murciélago curioso volaba por el jardín y vio al muñeco de nieve. Se acercó cuidadosamente y empezó a conversar con él. El muñeco, sorprendido, le preguntó al murciélago por qué estaba despierto a esa hora.

El murciélago le explicó que le encantaba volar de noche y que no podía resistirse a acercarse al muñeco de nieve, ya que nunca antes había visto uno. El muñeco de nieve, emocionado por la visita del murciélago, le pidió que le contara historias de sus aventuras nocturnas.

Los dos amigos pasaron toda la noche hablando y riendo, hasta que salió el sol y el murciélago tuvo que irse a descansar. Antes de partir, el murciélago prometió volver todas las noches para seguir compartiendo historias con el muñeco de nieve.

El muñeco de nieve, feliz por haber encontrado un nuevo amigo, esperaba con ansias la llegada del murciélago todas las noches. Y así, juntos, pasaron todas las noches de invierno riendo y divirtiéndose.

Y desde entonces, dicen que en las noches de invierno, si miras al cielo, puedes ver al muñeco de nieve y al murciélago volando juntos, compartiendo aventuras bajo la luna.