Había una vez un pulpo llamado Matheo, que vivía en el fondo del mar. Matheo era muy curioso y le encantaba descubrir cosas nuevas. Un día, mientras exploraba el océano, encontró un hermoso coche rojo brillante.
Matheo se subió al coche y comenzó a explorar el fondo del mar. Estaba tan emocionado que no se dio cuenta de que había recogido a Kilian, un amigable caracol, en el camino.
Juntos, Matheo y Kilian se divirtieron mucho recorriendo el océano en el coche. De repente, vieron un brócoli gigante que crecía en el fondo del mar. A Matheo le encantaba el brócoli, así que decidió parar el coche para recogerlo.
Una vez que tuvieron el brócoli, se lo llevaron a casa para compartirlo con Sebas, un cangrejo amigo de Matheo. Sebas se puso tan feliz al ver el brócoli que decidió invitar a todos a una gran fiesta en su casa en la playa.
La fiesta fue un éxito y todos se divirtieron muchísimo. Matheo, Kilian y Sebas se dieron cuenta de que con amigos cualquier aventura, por pequeña que fuera, podía convertirse en algo extraordinario.
Desde entonces, Matheo, Kilian, Sebas y el coche rojo exploraban juntos el océano, siempre en busca de nuevas aventuras y brócolis para compartir.
Y así, el pulpo, el caracol, el brócoli y el coche vivieron felices para siempre. Fin.