Matheo era un niño curioso y aventurero que un día decidió explorar el bosque encantado. Mientras caminaba entre los árboles, se encontró con una fuente brillante y hermosa, que reflejaba los colores del arco iris. Matheo se acercó y escuchó un sonido mágico que venía de la fuente.
Al acercarse más, descubrió que el sonido provenía de un murciélago pequeño y simpático que estaba tocando un violín con mucha destreza. El murciélago se llamaba Kilian y le dijo a Matheo que el bosque se llenaba de música cada vez que aparecía un arco iris, y él siempre estaba listo para tocar su violín.
Matheo quedó fascinado por la música de Kilian y decidió ayudarle a encontrar el arco iris para que pudiera tocar su violín. Juntos, recorrieron el bosque en busca de los colores mágicos del arco iris.
Después de buscar un rato, finalmente encontraron el arco iris brillando en el cielo. Kilian empezó a tocar su violín y la música se esparció por todo el bosque, llenándolo de alegría y magia. Matheo no podía contener su emoción al ver cómo la música de Kilian hacía que el arco iris brillara aún más.
Desde ese día, Matheo y Kilian se convirtieron en grandes amigos y siempre estaban listos para disfrutar de la música y la magia del arco iris. Y cada vez que aparecía un arco iris, Kilian tocaba su violín para llenar el bosque de alegría y color.
Y así, el arco iris, la fuente, el murciélago y el violín se convirtieron en los símbolos de la amistad y la música en el bosque encantado.
El fin.