Matheo encontró un libro muy especial en la biblioteca. Tenía una portada brillante con dibujos de frutas y mariposas. Su página favorita era una ilustración de una manzana roja, que parecía tan jugosa que podía casi oler su aroma dulce.
Un día, mientras leía, Kilian se acercó corriendo. “¡Mira, Matheo!” dijo, señalando algo en el cielo. Era un delfín saltando sobre las olas del mar. Ambos niños se pusieron a soñar con lo que el delfín podría estar haciendo en el agua azul.