Matheo era un niño muy alegre que vivía en una granja llena de animales. Un día, mientras jugaba en el campo, encontró un hermoso violín escondido entre la hierba.
Matheo no sabía cómo tocarlo, pero sintió que su corazón empezaba a latir al ritmo de la música. De repente, un cerdo curioso se acercó y empezó a bailar al compás de la melodía.
Emocionado, Matheo decidió compartir su hallazgo con sus amigos de la granja. Les tocó una hermosa canción, y todos los animales se juntaron para escucharla maravillados.
Los animales de la granja estaban encantados con la música de Matheo, y pronto comenzaron a pensar en organizar un gran concierto para todos los habitantes. El gallo propuso que se hiciera en el granero, mientras que la cabra sugirió que sería genial al aire libre, en el campo. ¿Dónde deberían hacer el concierto?
Matheo pensó por un momento y recordó lo mucho que le gustaba tocar al aire libre, así que decidió seguir el consejo de la cabra y organizar el concierto en el campo. Todos los animales de la granja estaban felices con la decisión y se pusieron a trabajar juntos para preparar el concierto. La cabra y Matheo eligieron un lugar hermoso, con flores y árboles, perfecto para el concierto.
El día del concierto, todos los animales se reunieron en el campo y se sentaron a escuchar la música de Matheo. El sol brillaba y una suave brisa soplaba. Matheo tocó su violín con mucho entusiasmo y todos los animales empezaron a bailar alegremente al ritmo de la música. Fue un concierto maravilloso, y al final, todos aplaudieron y felicitaron a Matheo por su talento.
Después del concierto, los animales de la granja decidieron que organizarían conciertos más seguido, para disfrutar juntos de la hermosa música de Matheo. Y así, todos vivieron felices, disfrutando de la música y la alegría que Matheo les traía con su violín.