Había una vez un balón que vivía en el jardín más colorido que puedas imaginar. Sus mejores amigos eran una zanahoria, un limón y un aguacate. El balón se llamaba Bouncy, la zanahoria se llamaba Carrotín, el limón era Limoncio y el aguacate se llamaba Aguacatín.
Un día, Bouncy se sintió un poco triste porque no podía jugar con sus amigos; ellos estaban fijos en la tierra, creciendo bajo el sol. "Me gustaría que pudieran moverse y jugar conmigo", dijo Bouncy con un suspiro. Carrotín, Limoncio y Aguacatín escucharon a su amigo y quisieron hacer algo especial por él.
Esa noche, cuando la luna brillaba y las estrellas titilaban, los tres amigos hicieron un deseo: "Queremos poder mover nuestras raíces y jugar con Bouncy". Al amanecer, ¡el jardín estaba lleno de magia! Carrotín, Limoncio y Aguacatín descubrieron asombrados que podían despegarse de la tierra y rebotar como si tuvieran pequeñas piernas.
¡El jardín se llenó de risas y diversión! Carrotín era rápido y zigzagueaba por el jardín, Limoncio se reía haciendo giros en el aire y Aguacatín se balanceaba felizmente. Bouncy estaba tan contento que no podía creer lo que veían sus ojos. Durante todo el día, jugaron al fútbol, al escondite y a las carreras.
Al atardecer, los tres amigos estaban cansados pero felices. Sabían que al volver la noche, regresarían a ser una zanahoria, un limón y un aguacate normales en la tierra. Pero también sabían que cada día tendrían esa hora mágica para jugar con su amigo Bouncy.
Y así, todos los días al amanecer, el jardín se transformaba en un lugar de risas y aventuras. Bouncy nunca más se sintió solo, pues tenía los mejores amigos del mundo. Y todos vivieron felices en el jardín de los sueños, compartiendo juegos y alegrías bajo el cálido sol.