Matheo era un niño muy curioso que vivía en un pequeño pueblo. Un día, mientras paseaba por el campo, encontró un zapato diferente: ¡estaba hecho de maíz!
Matheo se puso el zapato de maíz y de repente comenzó a llover. Pero no era una lluvia normal, sino una lluvia mágica que hacía crecer el maíz y las plantas.
De repente, apareció un koala muy amigable que estaba buscando un lugar donde refugiarse de la lluvia. Se llamaba Kilian y juntos decidieron buscar un lugar para protegerse de la lluvia.
Matheo, Kilian y el zapato de maíz encontraron una cueva donde refugiarse. Mientras esperaban a que parara la lluvia, el maíz del zapato creció tanto que llenó la cueva de deliciosos granos de maíz.
Kilian se puso muy contento al ver toda la comida y agradeció a Matheo por haberlo ayudado. Juntos compartieron el maíz y pasaron un rato muy divertido.
Cuando la lluvia paró, Matheo se despidió de Kilian y regresó a casa con su zapato de maíz, satisfecho por haber vivido una aventura tan especial.
Y desde entonces, cada vez que llovía, Matheo recordaba la lluvia del koala y su zapato de maíz con mucha nostalgia.