Había una vez en una montaña muy lejana, vivía un oso panda llamado Matheo. Matheo era un oso muy amigable y le encantaba pasear por el bosque y jugar con sus amigos, el muñeco de nieve Kiliancito y el conejo Sebastian.
Un día, Matheo decidió ir a visitar a sus amigos en su nuevo hogar, un autobús abandonado en medio del bosque. Matheo tocó la puerta del autobús con su pata y Kiliancito y Sebastian salieron a recibirlo con una gran sorpresa.
Dentro del autobús, Kiliancito había encontrado un teléfono antiguo que no había sido usado en años. Los tres amigos se emocionaron mucho y decidieron jugar con el teléfono. Pero para su sorpresa, al marcar un número, el teléfono ¡empezó a sonar!
Matheo contestó el teléfono y al otro lado de la línea escucharon una voz muy amable que decía: "Hola amigos, soy el espíritu de la montaña y les tengo una sorpresa muy especial. Si siguen las instrucciones que les daré, se encontrarán con un tesoro muy valioso". Los amigos se emocionaron y decidieron seguir las instrucciones.
El espíritu les dijo que debían seguir un camino de huellas de animales y llegar hasta un árbol con una forma muy peculiar. Al llegar al árbol, encontraron una caja con una llave dentro. Con la llave, abrieron una puerta secreta detrás del árbol y encontraron muchas monedas de oro.
Los amigos estaban muy felices, pero el espíritu les dijo que debían compartir el tesoro con todos los animales del bosque. Así que juntos, repartieron el tesoro entre todos sus amigos y construyeron un nuevo hogar para el muñeco de nieve Kiliancito.
Desde ese día, el autobús abandonado se convirtió en el lugar favorito de todos los animales del bosque, donde podían jugar y compartir momentos felices juntos gracias al teléfono mágico del oso panda. Y Matheo, Kiliancito y Sebastian se convirtieron en los mejores amigos de la montaña.