Después de haber resuelto el misterio del limón perdido, Matheo y Kilian se convirtieron en grandes amigos. Pasaban el día recorriendo la granja, jugando y explorando cada rincón en busca de nuevas aventuras.
Un día, mientras exploraban el bosque cercano, escucharon un ruido extraño que venía de un árbol. Decidieron acercarse para ver qué era lo que ocurría.
Para su sorpresa, se encontraron con un pajarito atrapado en una rama. El pajarito no podía liberarse y parecía estar muy asustado.
Matheo, Kilian y el pajarito trabajaron juntos para liberarlo. Con cuidado, lograron desenredar las ramas y el pajarito finalmente pudo volar libremente.
El pajarito, agradecido, les contó que había perdido su nido y que no podía encontrarlo. Matheo y Kilian se ofrecieron a ayudar al pajarito a buscar su nido y juntos se adentraron en el bosque en busca de pistas.
Después de una larga búsqueda, encontraron el nido del pajarito escondido entre las ramas de un árbol. El pajarito estaba muy emocionado y agradecido por la ayuda de sus nuevos amigos.
Desde ese día, el pajarito se convirtió en el guardián del bosque y siempre estuvo agradecido por la ayuda de Matheo y Kilian.