El camión de la luna

Érase una vez un camión muy especial, que todos los días llevaba la luna de paseo por el cielo. El camión, llamado Matheo, era muy grande y brillante, y la luna se subía en su caja trasera para tomar un viaje por las estrellas.

Un día, Matheo se encontró con una gallina llamada Kilian, que estaba triste porque no podía volar. Matheo le ofreció llevarla en su camión para que pudiera ver el cielo desde arriba, y Kilian aceptó emocionada.

Mientras recorrían el cielo, la luna les pidió a Matheo y a Kilian que le dijeran palabras bonitas, para que pudiera brillar más fuerte. Matheo dijo "amistad" y Kilian dijo "felicidad". La luna se puso tan contenta que iluminó todo el cielo.

De repente, el camión se quedó atascado en una nube, y Kilian no podía bajar para empujar. Pero entonces apareció Sebastian, un pájaro muy fuerte, que ayudó a empujar el camión hasta que pudo seguir su camino.

Al final, la luna les agradeció por el paseo tan bonito y les prometió que siempre brillaría más fuerte por ellos. Matheo, Kilian y Sebastian se despidieron, felices de haber vivido una aventura tan especial.

Y así, cada vez que miraban al cielo, recordaban su increíble viaje en el camión de la luna, y cómo juntos, lograron que la luna brillara más que nunca.