Una noche, Matheo y Sebastian fueron al circo con sus papás. Estaban emocionados por ver a los malabaristas, los payasos y los animales divertidos. Pero lo que más les sorprendió fue un dinosaurio gigante que hacía trucos sorprendentes.
Después del espectáculo, Matheo y Sebastian vieron algo extraño. Un coche de policía estaba estacionado cerca del circo y los policías hablaban con el dueño. ¿Qué habría pasado?
De repente, un misterioso sonido de violín llenó el aire. Los niños se preguntaban quién estaba tocando y por qué sonaba tan triste. ¿Podrían resolver el misterio del circo nocturno?
Los niños decidieron acercarse a los policías y preguntarles qué estaba pasando. Los policías les explicaron que el dueño del circo había reportado que algo extraño estaba sucediendo durante la noche. Los niños se ofrecieron a ayudar y los policías aceptaron, así que Matheo y Sebastian se dispusieron a buscar pistas por todo el circo.
Recorrieron cada rincón, observando detenidamente cada detalle. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de la carpa de los acróbatas. Se acercaron con sigilo y vieron una sombra misteriosa moviéndose. ¿Podría ser el culpable de todos los problemas en el circo? Los niños se prepararon para descubrirlo.
Justo cuando estaban a punto de entrar, un gato negro saltó frente a ellos y los asustó. Los niños rieron al ver que era solo un gato travieso, pero se preguntaron si el misterio del circo nocturno tenía algo que ver con este felino misterioso. ¿Podría ser el gato la clave para resolver el enigma?
Los niños decidieron buscar al dueño del circo para obtener más pistas. Después de mucho buscar, finalmente lo encontraron. El dueño les contó que el misterioso sonido de violín era en realidad un gato que se había perdido y estaba tratando de comunicarse con su dueño. Los niños se sintieron aliviados al saber que el circo no estaba en peligro, y decidieron ayudar al dueño a encontrar al gato perdido.
Después de buscar por todo el circo, finalmente encontraron al gato escondido detrás de una pila de cajas. El dueño del circo estaba tan contento que les ofreció a Matheo y Sebastian entradas gratis para el siguiente espectáculo. Los niños estaban emocionados por haber ayudado a resolver el misterio, y se fueron a casa felices, sabiendo que el circo estaba a salvo y que habían hecho un nuevo amigo en el gato misterioso.
Desde ese día, Matheo y Sebastian visitaban el circo todas las semanas, y el gato misterioso se convirtió en su amigo y les hacía compañía durante los espectáculos. Fue un verano lleno de diversión y aventuras en el circo, y los niños nunca olvidaron la vez que resolvieron el misterio del circo nocturno.