Un día soleado, Matheo encontró un cohete brillante en su jardín. Era un cohete pequeño, pero tenía un color amarillo que brillaba como el sol. Matheo estaba muy emocionado y corrió a contarle a su amigo Papote, el pato, que siempre le gustaba explorar cosas nuevas.
Mientras Matheo y Papote miraban el cohete, Mamota, la tractorcita, llegó saltando feliz. "¿Qué es eso?", preguntó Mamota, con sus ojos grandes llenos de curiosidad. Matheo le explicó que quería volar al cielo para ver qué había más allá de las nubes. Todos se miraron y comenzaron a pensar en cómo podrían hacer que el cohete volara.