En lo alto de una colina, había un castillo que brillaba como si estuviera hecho de estrellas. Allí vivía Roco, un dinosaurio muy grande que siempre llevaba unos pantalones verdes, porque decía que le daban suerte. Pero una mañana, Roco estaba buscando sus pantalones y no los encontraba por ningún lado.
Mientras Roco revisaba cada rincón del castillo, escuchó una risa suave desde el jardín. Cuando salió, encontró a Olaf, un muñeco de nieve muy travieso, jugando con algo brillante y verde. ¡Eran los pantalones de Roco! Pero antes de que pudiera decir algo, Olaf corrió hacia el bosque cercano.
Roco decidió seguir a Olaf mientras el viento frío hacía que su cola temblara. Al entrar al bosque, vio algo extraño: las huellas de Olaf desaparecían cerca de un gigantesco arco dorado que parecía hecho de hielo. Roco se acercó lentamente, preguntándose qué secretos guardaría ese arco tan misterioso.