Matheo estaba muy emocionado. Estaba a punto de subirse a un autobús por primera vez en su vida. El autobús era grande y amarillo, con muchas ventanas y ruedas gigantes. Matheo no podía esperar para subirse y mirar por la ventana durante el viaje.
Justo cuando Matheo estaba a punto de subir al autobús, vio un camión enorme que pasaba a toda velocidad. El camión llevaba muchas cosas diferentes, pero lo que más llamó la atención de Matheo fue una inmensa fresa roja que iba en la parte de atrás del camión. ¡Matheo nunca había visto una fresa tan grande y deliciosa en toda su vida!
De repente, el conductor del camión bajó y le regaló la fresa a Matheo. Matheo no podía creer su suerte. ¡Ahora tenía un regalo especial para disfrutar en su viaje en autobús!
Matheo no podía creer lo que acababa de pasar. Tenía en sus manos la fresa más grande y deliciosa que jamás había visto. Estaba tan emocionado que no sabía si comérsela rápidamente o guardársela para disfrutarla más tarde.
Decidió guardársela en su mochila, así podría disfrutarla a lo largo del viaje y saborear cada pedacito de esa deliciosa fresa. Matheo subió al autobús con su regalo en la mochila, listo para comenzar su emocionante aventura.
Matheo se sentó en su asiento, mirando por la ventana con su fresa en la mochila. El autobús comenzó a moverse y Matheo estaba tan emocionado que no podía dejar de sonreír. Mientras el paisaje pasaba frente a él, Matheo pensaba en lo feliz que estaba de haber guardado su regalo para disfrutarlo más tarde. Sabía que la fresa sería el complemento perfecto para su viaje en autobús.
El sol brillaba en el cielo y Matheo seguía mirando por la ventana, viendo cómo los árboles y las casas pasaban rápidamente. De repente, el conductor del autobús anunció que estaban llegando a un hermoso parque con un lago. Matheo decidió que era el momento perfecto para disfrutar de su deliciosa fresa. La sacó de su mochila y con cada bocado, su cara se iluminaba con una gran sonrisa. La fresa era tan dulce y deliciosa que Matheo se sentía muy feliz de haber guardado este regalo para disfrutarlo en el momento perfecto.
Finalmente, el autobús llegó a su destino y Matheo se bajó con una gran sonrisa en su rostro. Había tenido un viaje maravilloso, disfrutando de la emoción de su primer viaje en autobús y de la deliciosa fresa que había guardado para el momento oportuno. Matheo se sentía muy contento y emocionado por todas las aventuras que le esperaban en el futuro.