En un lejano lugar, vivía un niño llamado Matheo, que siempre soñaba con ver una ballena. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró un maíz mágico que le dijo que podía ayudarlo a cumplir su deseo.
Matheo se subió al maíz y juntos surcaron el océano en busca de la ballena. Cuando finalmente la encontraron, la ballena les contó que tenía un problema: se había quedado sin comida.
Matheo recordó que en el bosque vivía una cebra muy amiga suya, Kiliancito, que podía ayudarles a resolver la situación. Así que se dirigieron hacia allá para pedirle su ayuda.
Kiliancito les explicó que había una planta especial que crecía en el bosque y que seguramente resolvería el problema de la ballena. Así que todos juntos fueron a buscarla y, finalmente, encontraron la planta mágica.
Gracias al maíz, la ballena, Kiliancito y Matheo lograron alimentarse con la planta y la ballena quedó muy agradecida. Para agradecerles, les otorgó tres deseos cada uno.
Matheo, Kiliancito y la ballena pasaron a ser grandes amigos y vivieron felices para siempre, recordando siempre la aventura que habían vivido juntos.